¿Qué es el pensamiento divergente?
Como lo indica el término Divergir, se trata de una forma de pensar que en buena parte se separa de la manera como pensamos habitualmente: o sea, se separa del modo de proceder del pensamiento lógico o convergente con el que nos educaron a nosotros desde niños.
Pero...
El modo de proceder del pensamiento divergente no siempre se opone totalmente al modo de proceder del pensamiento lógico o convergente; se opone a algunas de sus reglas de pensamiento, y de paso propone otras estrategias de pensamiento que cambian o complementan dichas reglas.
Adquirir las estrategias de pensamiento que pone en marcha el pensamiento divergente es hoy en día indispensable para el desarrollo de la inteligencia y de la creatividad de niños y jóvenes, pues la actual sociedad del conocimiento exige cada vez más la adquisición de otras competencias que el pensamiento convergente por sí solo no puede lograr.
A diferencia del modo de proceder del pensamiento convergente, el pensamiento divergente no siempre procede linealmente, porque no es típicamente binario: nos enseña a explorar varias alternativas de solución de un problema, sobre todo cuando es nuevo. No busca una solución única o fija, como cuando se procede guiado por el pensamiento lógico.
El principio metodológico del proceder del pensamiento divergente nos enseña a pensar de modo tal que al pensar tengamos en cuenta aspectos como las siguientes:
Que los problemas no tienen siempre soluciones únicas.
Que no todos los conocimientos o hechos son de la forma lógica A o B: verdadero o falso, correcto o incorrecto, válido o invalido, hombre o mujer, tiene causa o no tiene causa, fácil o difícil (o sea opciones binarias).
Que pueden haber terceras, cuartas, quintas opciones, etc., es decir que pueden haber otras opciones más que también pueden ser lógicas y racionales.
El pensamiento convergente opera en la medida en que encuentra vías o dirección, si no, se estanca. En cambio, al crear otras alternativas, el pensamiento divergente abre otras vías de análisis y amplifica el razonamiento. Con este modo de proceder se estimula tanto el desarrollo de la inteligencia como la expansión del pensamiento creativo.
Por lo general el pensamiento convergente sabe qué debe buscar, porque es esencialmente analítico; es decir, primero hace distinciones usualmente binarias, y luego procede de conformidad con ello. El pensamiento divergente también puede saber qué busca, pero no siempre, por eso nos enseña a pensar en opciones alternas, no es rígido, es pro activo.
El análisis del pensamiento convergente se apoya en categorías binarias fijas que se apoyan siempre en la negación clásica: sí/no, verdadero/falso. Y las distinciones y clasificaciones que establece siguen siempre el principio lógico del tercer excluido: se da A o se da no A.
Claro que a su modo el pensamiento divergente también es analítico; pero él no establece categorías de análisis fijas, y las distinciones que establece no son necesariamente binarias, ni las clasificaciones son siempre fijas, ni tampoco mutuamente excluyentes.
Así, el modo de proceder del pensamiento divergente busca ir más allá de las categorías binarias y de las clasificaciones fijas y mutuamente excluyentes: porque introduce otros principios lógicos y metodológicos que nos ayudan a superar el principio del tercer excluido y nos permite involucrar otras opciones y otras entidades mixtas, terceridades (como ocurre con el género hoy.
Dicho con otras palabras, en el análisis lógico de los problemas el pensamiento divergente nos abre la mente de modo tal que podamos concebir otras alternativas lógicas, que guiados por el pensamiento convergente no se ven, porque son contradictorias o porque parecen serlo, o porque a primera a vista parecen absurdas.
En fin, el pensamiento divergente no es otro pensamiento. Es un modo de proceder del pensamiento que no es binario ni determinista como el pensamiento lógico o convergente, al menos necesariamente. Es un modo de proceder cercano al modo de proceder que se inspira en la lógica borrosa.
Raúl Gómez Marín.
Asesor pedagógico de INVENTÓPOLIS.
Magíster en filosofía de la ciencia y en matemáticas puras de la Universidad Sorbona (París - Francia)
Con más de 35 años en el mundo de la docencia y un gran número de investigaciones y publicaciones académicas.
Apasionado por la lectura, los viajes y las caminatas en la montaña.
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